Tan solo danos las herramientas. Tecnología y cine.

Las primeras películas con sonido eran bastante pobres y no solo era porque la tecnología del momento aún estaba en pañales. Lo que ocurría era que nadie sabía todavía qué hacer con el sonido. ¿Suena raro? Sí, puede ser, pero tal y como dice el dicho, si tu única herramienta es un martillo, todo te parece un clavo. Y eso es lo que les pasaba a los creadores del cine mudo, clavaban las partituras y efectos musicales en los guiones de las películas mudas y se sorprendían cuando la respuesta del público no era tan entusiasta como esperaban.

Resolviendo el puzle artístico

Pero no deberíamos ser duros con ellos. Cada avance tecnológico, en cada expresión artística, suele tardar un tiempo en ser aceptado. Y en algún momento, alguien tiene un momento de ¡eureka! En el caso de las películas con sonido fue la película The Jazz Singer, que hizo que nada volviera a ser como antes. Pero, incluso cuando esto sucede, todavía sigue habiendo un espacio de tiempo entre que el público se pone al día con las novedades y lo que han creado los artistas. Las maravillosas imágenes que Van Gogh consiguió cuando dominó el uso de colores sintéticos y vibrantes no fueron apreciadas hasta después de su muerte, cuando por fin fuimos capaces de ver lo que él veía.

Las nuevas tecnologías traen consigo avances instantáneos, pero no sucede así con sus correspondientes avances artísticos. Hace falta que pase un tiempo para explorar y experimentar y los fracasos creativos son inevitables antes de alcanzar el éxito. La nueva generación de productos de alto contraste, alta resolución y amplio rango de colores, los proyectores de láser puro RGB, aportan a los cineastas nuevas e increíbles posibilidades, pero la verdad es que solo hemos visto una pequeña parte de lo que pueden hacer.

Descubriendo el potencial

Hay directores, como Zack Snyder, que ya han usado el alto contraste para producir películas que son mucho más oscuras y amenazantes de lo que podrían haber sido antes y que han utilizado una amplia gama de color para generar mundos de superhéroes que parecen más reales que la propia realidad. El láser puro RGB pone al alcance de los creadores colores como los del mundo real nunca vistos, combinados con un alto brillo y contraste y con la capacidad de dar vida a sus visiones creativas como nunca antes habían podido.

Estos efectos tan significativos se consiguen mediante la tecnología, pero es su uso artístico y contribución al servicio de la historia lo que verdaderamente importa. Cuanto más experimenten los directores, más novedades serán capaces de generar y más cautivarán al público. Un proceso muy similar está teniendo lugar con la velocidad de los fotogramas. Los cineastas están todavía descubriendo su potencial y cómo sacarle provecho para su trabajo artístico. Seguro que, una vez que lo consigan, los resultados serán dignos de ver. Es importante dejar claro que este fenómeno será aplicable de cara a las proyecciones en las salas de cine, y no podrá llevarse a cabo en cualquier otro medio de reproducción.

El factor clave

Te gusten o no, los westerns alcanzaron su madurez con el formato panorámico. De hecho, hay quien argumenta que antes del formato panorámico eran entretenimiento y, después, pasaron a ser arte. No cabe duda de que los cineastas ya querían hacer algo que pareciera y diera la sensación de ser un western clásico mucho antes de que existiera la capacidad para hacerlo y, como la tecnología era el factor clave que les permitía hacerlo, eso es lo que había. La tecnología no era la visión, ni la trama ni la interpretación, ni la razón por la que el público acudía a ver las películas, pero hacía posible todas y cada una de ellas.

Los avances que estamos presenciando en la proyección en la actualidad tendrán el mismo alcance, pero no podemos saber cuál será el resultado artístico, al igual que tampoco lo supo Van Gogh la primera vez que utilizó un tubo de amarillo de cromo para pintar sus girasoles.