La cultura de la sororidad es real

Os presentamos a Christina Sibul

Puede que el río de producciones cinematográficas de Hollywood haya reducido su caudal a consecuencia de los últimos acontecimientos, pero los canales que lo alimentan siguen funcionando. En la actualidad, muy poca gente navega estos reducidos conductos mejor que la productora indie con sede en Los Ángeles Christina Sibul. Cuando AVenue habló con ella, estaba haciendo un casting; hablaba con personas conocidas de su sector y evaluaba el potencial de cada artista para atraer financiación.

Es algo que ha hecho un millón de veces. Una tarea necesaria e imprecisa que logra conseguir la financiación necesaria para producir cine. Y Christina afirma que ahora es capaz de comprender un hecho como nunca lo ha hecho antes: los hombres tienen “más valor” que las mujeres. Lamentablemente, el viejo patrón se sigue repitiendo.

No puede dejarte indiferente

Esto es algo que puede que te resulte indiferente o que te haga enfadar. Lo que no puede dejarte indiferente es que una persona con tanto conocimiento y tan metida dentro del sector de la producción cinematográfica, que conoce tan bien las dificultades de hacer que el contenido sea accesible al público, tenga esta opinión, porque esta estará muy bien fundamentada.

Con películas como “Thirteen” y “Entre copas” a sus espaldas y tras haber trabajado con Codeblack Films en Lionsgate, entre otros, Christina afirma que ella a menudo es “el Ray Donovan del cine independiente, arreglando problemas y siempre mirando hacia adelante”. Esto significa, de forma inevitable, que tiene que esforzarse mucho más para encontrar el talento. “Digamos que alguien me pregunta por un guionista para que haga una adaptación de un libro. ¿Por qué utilizar a los mismos cinco guionistas de estudio de siempre (ineludiblemente hombres blancos) porque es a quien siempre se le asignan estas tareas?”

Al hablar con Christina, es evidente que tiene dos frustraciones. La primera de ellas es que cree que la falta de diversidad es injusta, y la otra es que opina que el talento es malgastado de forma evidente y, al fin y al cabo, es el elemento más importante para poner en marcha cualquier trabajo en esta industria.

Progreso

Y esa idea vuelve a salir a la palestra cada vez que habla sobre mujeres, o cualquier grupo infrarrepresentado, que han logrado hacerse un hueco como productoras o directoras de cine pero que han tenido que esperar mucho más que sus pares masculinos blancos para lograrlo. Esa diferencia de tiempo es tiempo desaprovechado, un páramo de películas que nunca se hicieron, visualizaciones que nunca vieron la luz y trabajos que no se llegaron a completar. Lo más frustrante es que el sector es consciente de esto y hace grandes esfuerzos para que no sea así y, pese a todo, las viejas concepciones y comportamientos que reafirman el statu quo no desaparecen. “Una de las cosas que le sucede a este sector es la inseguridad emocional, ya que nos exponemos en cada proyecto en el que trabajamos, y por ello a la gente le gusta trabajar con personas que conocen y vuelve a contratar a los mismos equipos, ya sean guionistas, directores, equipos de trabajo o, directamente, estudios. Y esto hace más complicado progresar a las mujeres y a las personas”.

Hacerlo posible

La respuesta a esto, según Christina, recae tanto en el control que puedan ejercer las mujeres como fuera de este. El activismo exterior proporciona empuje e ímpetu, y las intenciones de las empresas establecen el entorno necesario, pero el cambio real únicamente se producirá cuando así lo quieran las personas que trabajan en el sector. “La manera en la que podemos lograr un cambio para las mujeres es ser fuertes y continuar luchando. A mí me inspiraron las mujeres que estaban por delante de mí, así que, del mismo modo, yo intento inspirar a las mujeres que aún están por detrás. No son nuestras competidoras, sino nuestras compañeras. Creo que esto sí ha cambiado y por ello soy optimista con respecto a la realidad de la nueva cultura de la sororidad”.