Projection mapping. Romper con la proyección rectangular y dominio de las leyes de la física

El planeta no es plano y, sin duda, tampoco rectangular. Tiene una forma redonda total y encantadoramente irregular. Y, aun así, muchas veces nos vemos limitados por barreras geométricas. Esta limitación puede observarse en el entretenimiento realizado mediante proyecciones y pantallas. Los bordes de la pantalla del cine, la televisión y hasta nuestros teléfonos funcionan como recordatorio de los límites entre realidad y ficción.

Pero las fronteras geométricas están siendo ya superadas

Son numerosas las generaciones de directores que han aprendido que el argumento y la acción pueden invisibilizar esos límites y sumergirnos de forma tan profunda en sus rectángulos mágicos que dejemos de ver el mundo real que hay tras ellos. Pero ¿qué pasa cuando nos liberamos de esas cadenas y salimos de ese rectángulo?

Estamos empezando a conocer la respuesta; los avances en el projection mapping están acabando con esos límites geométricos y, detrás de ellos, la narrativa se eleva.

Impresión doble

El projection mapping es algo único no solo en la forma en que pasa a formar parte del entorno, sino también porque su impacto depende de él. Las paredes derruidas de una catedral son dos veces más impresionantes porque sabes a ciencia cierta que están hechas de piedra real, no por ordenador. Este tipo de narrativa se funde con el mundo real; es uno de los cambios más importantes de la imagen en movimiento desde el realizado por los hermanos Lumière.

Nada de esto habría sido posible sin la última generación de proyectores de gran luminosidad y alta resolución, como el Christie® Griffyn 4K35-RGB, y software sofisticado, como Pandoras Box.

Estos avances pueden haber liberado las proyecciones, pero solo nos encontramos al inicio del camino. Innovaciones como el mapeo de movimiento dinámico, en el que la proyección sigue permanentemente el movimiento de objetos complejos, incluso de personas, permitirá representaciones multidimensionales. Ya hemos alcanzado incluso el punto en que es posible una realidad virtual que cualquiera puede disfrutar sin gafas y en movimiento.

Y ese «cualquiera» es importante, ya que estas son experiencias compartidas, como suelen ser las buenas proyecciones. Formar parte de un grupo de gente y disfrutar el momento no tiene nada de virtual. Es todo lo real que sea la experiencia, y ahí reside el futuro del projection mapping.

Libre de limitaciones

Ya está en marcha el abandono de proyecciones planificadas en favor de eventos más informales y espontáneos mediante dispositivos móviles y sensores de proximidad que permiten la participación y la dirección real del público. Y cuando la tecnología libera al arte, los artistas exploran, experimentan y desafían las limitaciones creativas vigentes. Libres de las limitaciones rectangulares de las pantallas, están emergiendo narrativas innovadoras y complejas, que se completan con un lenguaje visual propio. En el futuro, puede que veamos argumentos que se extienden por varios capítulos y localizaciones distintos o que alcancen una relevancia cultural tan importante como Moulin Rouge! o Juego de tronos. Las posibilidades y el potencial del projection mapping son así de grandes.

Nueva libertad

Actualmente usamos pantallas más que nunca. En la calle, en casa y en las manos, estos brillantes rectángulos nos hacen la vida muchísimo más cómoda y entretenida. Pero ahora existe una forma de huir de esas limitaciones rectangulares y crear algo totalmente nuevo y desconocido. Eso es lo que hace único al projection mapping; no existen ni límites ni barreras.