Cuidado con los tigres que viven en los CAVE

«Con los CAVE, o se hace así», afirma Yiannis Cabolis, director de innovación tecnológica de Electrosonic «o nos comen los tigres».

Para sorpresa de nadie, la descripción técnica de los sistemas de visualización CAVE (Cave Automatic Virtual Environments) que manejan tanto el sector como la industria del entretenimiento y las entidades gubernamentales no incluye ningún tigre. Los CAVE, nos cuentan, «son entornos de realidad virtual formados por una sala cúbica de realidad virtual o una zona del tamaño de una sala cuyas paredes, techo y, en ocasiones, suelo son pantallas. El usuario puede usar gafas de realidad virtual o los conocidos como HUD (Heads-up Displays, o pantallas de visualización frontal) e interactuar mediante mandos o guantes de datos». Así que ni rastro de tigres. Será el propio Yiannis Cabolis quien nos explique qué tienen que ver los tigres en todo esto.

«Cuatro de nuestros sentidos nos han permitido sobrevivir como especie. Al nacer, son el gusto y el olfato los que nos hacen localizar la leche materna y no ingerir veneno. Pero ambos son sentidos secundarios con respecto al preponderante, la visión, y el oído. Estos son los sentidos que evolucionaron primero para ayudarnos a mantenernos a salvo de depredadores y que no nos comiera un tigre. Y para hacer creíbles nuestros mundos virtuales nos centramos en engañar estos dos sentidos.

Totalmente inalterables

No es raro dar con técnicos que explican su trabajo en términos de biología evolutiva en vez de hacerlo en términos de velocidad binaria y modelos de color. Con todo y con eso, Yiannis Cabolis se sale de lo común. Según él, suele tenerse una idea equivocada del funcionamiento de los CAVE y las experiencias virtuales inmersivas, como el Opportunity Pavilion de la Expo 2020 de Dubái, que usa equipos Christie. De alguna manera, esa tecnología (y sus sorprendentes posibilidades) parece no seguir las leyes de la física al crear efectos totalmente convincentes. A pesar de ello, afirma, esas leyes permanecen totalmente inalterables.

«Es imposible modificar las leyes de la física. Pero, si las tienes presentes, puedes elegir cuáles utilizar para engañar al oído y la visión. Así, y solo así, surge la magia a partir de la fusión de la creatividad de expertos arquitectos, creadores de contenido, técnicos de las distintas plataformas tecnológicas, y fabricantes tecnológicos, como Christie.

Yiannis relata que los sentidos analizan permanentemente cualquier cosa que pueda romper la magia: un sonido no deseado, una falsa perspectiva mal hecha o un borde de la pantalla. Por si fuera un tigre al acecho. Yiannis debe, por tanto, jugar con nuestros sentidos, no contra ellos.

«Pongamos que quiero modificar una escena. Lo fácil sería causar una distracción, pero eso haría que la atención se desviase de la zona en la que quiero que esté, y tendría que redirigirla de alguna manera. Mediante el tratamiento de vídeo puedo simular el enfoque, cosa que los ojos hacen de forma natural cuando queremos concentrarnos. Si aumentas de forma simultánea el sonido de las cosas, el cerebro piensa que algo acaba de moverse, y que debería alejarse. Y aunque tengo captada la atención del público, aún no ha explotado la burbuja de la ficción.

Chef tecnológico

Yiannis nos explica que técnicas como esta tienen poder suficiente como para permitirle controlar multitudes y «dirigir» al público de atracción en atracción y evitar, así, aglomeraciones. A menudo se describe a sí mismo como un ‘chef tecnológico’ que selecciona y mezcla distintas técnicas y tecnologías para lograr el resultado deseado. Y los resultados pueden ser muy apetecibles.

«Cuando creamos presentaciones inmersivas de realidad virtual, le decimos al cliente que su espacio se convierte en su lienzo en blanco. Plantearse el espacio como un lienzo en blanco supone todo un concepto. Ya no es un rectángulo ni una caja de zapatos y un espacio oscuro con una pantalla en uno de sus extremos. Podemos integrar tecnología, medir el ‘flujo de personas’ para saber qué iluminación debe emplearse, dónde dirigir el sonido y conocer las condiciones adecuadas de visualización para cada momento. Hasta que no se logra todo esto no puedo dirigir al público, centrar su atención en el lugar en el que puedo hacer lo que quiero, y ofrecer lo que el cliente desea».